Recambio en la Base Marambio.

Treinta y nueve militares abordaron un avión Hércules con destino al continente blanco. En Buenos Aires dejaron familias y amores.

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Treinta y nueve militares abordaron un avión Hércules con destino al continente blanco. En Buenos Aires dejaron familias y amores. En la Antártida Argentina estarán un año estos hombres y mujeres que cumplirán una misión que poco sale poco en la tele, la radio o las redes. Son militares y trabajan al tiempo que hacen Patria. Hay también una médica cirujana.

El contingente de militares de la Fuerza Aérea, la Armada Argentina y el Ejército se subió el martes, al caer la tarde, a un avión Hércules en la I Brigada Aérea de El Palomar, en el oeste del Conurbano bonaerense, y llegó al filo de una fresca medianoche a Río Gallegos. El objetivo es esperar la “ventana climática” para volver a despegar y aterrizar en la pista de la Base Marambio.

Viajan para reemplazar a una dotación que cumplió con el deber de mantener la presencia soberana de Argentina de manera permanente entre la nieve, los vientos y el frío inclemente. Durante esos largos meses, esos veteranos también asistieron en las investigaciones que realizan científicos argentinos y de otras partes del mundo. Esperan con ansiedad el recambio.

El vicecomodoro Manuel Castaño viaja a cargo de la dotación. Una de sus prioridades está en brindar el apoyo para mantener operativa la pista de aterrizaje de 1200 metros, la comunicación con el entorno y el apoyo a investigacions científicas que se desarrollan en territorio antártico.

En la tarea estará secundada por la teniente de navío Lorena González. La segundo jefe es de la Armada Argentina y nunca estuvo en la Antártida.

Los dos tendrán a su cargo conducir a una dotación de 38 personas: 18 de la Fuerza Aérea -de la que depende Marambio-, 10 del Ejército y nueve de la Armada. El más joven tiene 24 años, y el mayor, 49. Además, viaja con el contingente María José Himmes, una médica cirujana y generalista que tiene una experiencia de más de una década en guardias y hospitales públicos del interior cordobés.

Su actividad no va a estar sólo enfocada en asistir a los militares, sino también a los científicos y personal civil que visita la Antártida. El verano pasado, fueron en total 250 los que fueron y vinieron para realizar estudios, investigaciones y otras tareas que requirieron la asistencia y colaboración de los militares argentino. Sólo en la zona de la base Marambio hay 13 refugios e instalaciones que utilizaron esos visitantes.

Los militares y un grupo de apoyo de otras 14 personas y todo el personal dedicado al transporte abastecimiento viajaron con el objetivo de estar listos para cuando se inaugure la “temporada alta” de actividades, que termina en marzo próximo. 

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